Proyecto de reforma integral de un piso de 45 m2, situado en una zona muy tranquila cerca del Camp Nou (Barcelona, España).

El punto de partida del proyecto era un pequeño apartamento de los años 30 dotado de tres habitaciones, con largos y oscuros pasillos. El baño y la cocina habían quedado totalmente obsoletos para los usos y necesidades contemporáneos. Se planteaba la necesidad de actualizarlos y de someter todo el piso a una reforma completa para hacerlo más habitable y práctico. Los tres grandes retos del proyecto eran multiplicar la luminosidad de la vivienda, dar amplitud a las estancias y respetar el ajustado presupuesto del cliente.

Con la finalidad de ganar luz, y además asegurar la ventilación, se jugó a fondo el potencial de las dos conexiones con el exterior, el balcón y el patio de luces. La amplitud se logró con la eliminación de medianeras y la reducción del número de dormitorios, de tres a uno, con un vestidor contiguo. En el área de día se creó una gran zona con tres ambientes: sala de estar, comedor y cocina. Esta transformación logró conectar el espacio y ganar organicidad.
Además, se evitaron por completo las zonas muertas, algo esencial dadas las reducidas dimensiones del piso.

La ubicación del baño estaba inicialmente planteada en el interior de la zona de noche. Sin embargo, el deseo del cliente fue ubicarlo cerca de la entrada. Se impuso el doble reto de mantener la privacidad de la estancia y transmitir luz vestíbulo y pasillo. Superar este inconveniente exigía una solución radical. Se ganó un volumen que se adentra en el pasillo; este rincón, que aloja el lavamanos, se cerró con cristales translúcidos que recogen y expanden la luz del patio interior.

Siguiendo la idea de amortizar el espacio, en el pasillo se habilitó un gran armario trastero y una pequeña zona de estudio anexa al volumen saliente del baño.
La altura de la mesa es idéntica a la de la encimera del lavamanos; ambos elementos de mobiliario fueron elaborados con la misma madera, que se repite en la mesa del estudio.

La selección de los materiales siempre influye en el estilo del piso. Aquí se decidió respetar los elementos de origen más característicos. Se mantuvo el techo de bovedilla y viga de hierro: el ritmo de las vigas pone acentos en cada rincón.
La elección de los colores fue estratégica. En el baño, el rojo del suelo da calidez; en el estudio, el tono rubio de la madera acota la estancia; en la cocina, el mobiliario verde marca el centro del espacio y armoniza la combinación de colores de cerámica, madera y mármol.