Iniciada durante el confinamiento, esta serie de retratos toma de nuevo como lienzo las páginas de libros antiguos adquiridas en mercados de antigüedades de Japón. Un stock adquirido justo antes de la pandemia, cuidadosamente seleccionado según los mismos criterios que dan unidad y armonía a los anteriores cuadros de la artista realizados sobre esta superficie. 

Lienzos caligráficos sobre los que el tiempo ha dejado una pátina de color, tatuajes japoneses que asoman su milenaria personalidad sobre la piel de las mujeres retratadas.
Japanese Tattoo es una colección en proceso que por el momento está integrada únicamente por mujeres. 

Haru, Kumiko, Yuki, Michiko. Cada una con su nombre, cada
una su personalidad, en un gesto único que las singulariza. Poderosos retratos de mujeres introspectivas, que dejan intuir un rico universo interior. Personajes que reflejan la formación como diseñadora de la artista, dotadas de los atributos que tejen un firme y a la vez sutil hilo conductor entre todas las piezas de su obra: la presencia inequívoca del color dorado, las geometrías que se entrelazan para cobrar vida en forma de ojos de mirada profunda, labios que guardan secretos, peinados elegantes, ricos estampados en vestidos que apenas se insinúan.
Una colección reflexiva en la que cada pieza brota de un estudio previo, un intenso trabajo de preparación y bocetos previos. Mujeres envueltas en un halo de misterio,
capaces de llenar con su presencia cualquier estancia.