Ikebana
Acrílico sobre papel japonés, 2019
La cultura nipona, presente siempre sin necesidad de invocarla, inspira también esta última colección, bautizada con el nombre del tradicional arte japonés de composición floral. Ikebana agrupa un conjunto de piezas que, por formas y cromatismo, marcan un punto de inflexión.
En ellas se impone la fuerza del color, que a partir de las mezclas de colores naturales fluyó libremente durante el proceso creativo. Dorado, plata y cobre conviven con rojos, verdes, azules, en una amplia diversidad de tonos que contrasta con la contención cromática de anteriores trabajos. Entre ellos vuelven a emerger papeles antiguos procedentes de libros japoneses, que se utilizan a modo de patchwork para suavizar los colores y acentuar la armonía de la composición.
Como postulado técnico, Ikebana responden a un reto: utilizar la geometría como base creativa. Domar la rigidez de rayas, círculos, cuadrados para transformarlos en flores, hojas y ramas que expresen movimiento. A imagen del arte floral japonés, donde ningún detalle se considera superfluo, los jarrones tienen gran importancia y se han trabajado como elemento central de la obra. Interiorismo al encuentro de la creación artística.
Fotografía Carles Roig
Texto Belén Ginart